Fundación DEM

Estimadas/as colegas y amigos/as trabajadores de la Fundación DEM:

Quisiera manifestar mi profundo pesar por la partida de Ana Luisa Peralta. Las restricciones sanitarias en el contexto de pandemia, me han impedido acompañar a la familia y sus cercanos en el funeral y despedirme presencialmente de ella.

Ana Luisa fue una persona que manifestó un extraordinario compromiso con la causa de los Derechos del Niño y la Niña, trabajando con los sectores más vulnerados de nuestro país como jueza de menores, académica y gestora de proyectos innovadores destinados a la protección y la justicia en infancia y adolescencia.

Tuve la fortuna de desarrollar una relación de confianza con ella siendo Delegado del Programa Libertad Asistida, en los años noventa.  En su trabajo siempre consideró con mucho respeto las opiniones técnicas de los profesionales del área social, acogiendo nuestras sugerencias en la toma de decisiones donde se resolvían hitos fundamentales en la trayectoria de vida y el bienestar de niños, niñas y adolescentes y sus familias.

Siendo una destacada abogada, inició su carrera en el sistema judicial en el Primer Juzgado de Letras de menores durante el gobierno de la Unidad Popular, cuando se jubila Don Samuel Gajardo, creador del primer sistema judicial especializado en infancia del país. Como él, Ana Luisa mantuvo toda su vida un compromiso con los Derechos de la Infancia y adolescencia. Una vez me comentó que rechazó postular a otros cargos, como el de Ministra de la Corte de Apelaciones, para poder continuar trabajando en el área. Creo que por sus aptitudes y calidad de trabajo habría llegado a las más altas jerarquías del Poder Judicial.

En los años más difíciles para el ejercicio del derecho, durante la dictadura, crea la Fundación para la Defensa Ecológica del Menor, guiada por los principios de los acuerdos de las “Reglas de Beijing” que instalaron la perspectiva comunitaria en la atención de la infancia vulnerada. Logró asociar a profesionales de alto nivel en el diseño e implementación de programas innovadores que fueron pioneros en el país y que después de la dictadura sirvieron de base para políticas públicas en el área.

En el plano internacional tuvo una destacada participación en asociaciones de magistrados y   en distintos foros y eventos especializados en los Derechos del Niño y la Niña. La Universidad de Chile, donde fue titular de la cátedra de Derecho de Menores, le concedió el premio “Amanda Labarca” por trayectoria académica y su aporte al desarrollo social del país.  

Su enorme voluntad de trabajo y la coherencia ética de Ana Luisa, constituyen un ejemplo para quienes trabajamos por una sociedad donde los niños, niñas y adolescentes sean sujetos plenos de derecho, lo que implica también que los derechos sociales estén garantizados constitucionalmente y sean parte del ejercicio cívico cotidiano en todas las esferas de la sociedad.

Extiendo mis condolencias a la familia y en especial a quienes hoy encabezan el trabajo de la Fundación.

 

Rodrigo Sepúlveda Prado

Académico de la Facultad de Medicina Norte de la Universidad de Chile

Integrante del Directorio de Fundación DEM